En un simposio sobre las experiencias de Brasil y Costa Rica en el acceso a tratamientos, se debatió sobre la necesidad de aumentar las estrategias de prevención y de detección de diagnósticos.
El acceso universal a los medicamentos antirretrovirales, por sí solo, no es garantía de que la epidemia de VIH pueda ser controlada. Esta es la constatación que ha quedado en el ambiente tras la presentación de las experiencias de Brasil y Costa Rica en esta materia, dirigidas hacia las personas con VIH.
A pesar de que efectivamente en estos países se llega a todas las personas que cumplen con los protocolos para iniciar la terapia antirretroviral (TARV), el punto débil sigue siendo, precisamente, la detección de diagnósticos y, de forma complementaria, la planificación de campañas concretas dirigidas hacia la prevención.
A pesar de que efectivamente en estos países se llega a todas las personas que cumplen con los protocolos para iniciar la terapia antirretroviral (TARV), el punto débil sigue siendo, precisamente, la detección de diagnósticos y, de forma complementaria, la planificación de campañas concretas dirigidas hacia la prevención.
El Dr. Rógerio Luis Scapini, Asesor Técnico del Ministerio de Salud de Brasil, explicó cómo este país ha logrado proveer de medicamentos ARV a más de 200 mil personas, con una canasta que tiene 18 distintos fármacos en 31 presentaciones. ¿La clave? La implementación de un marco legal que define a la salud como “un derecho de la gente y un deber del Estado”, junto a la operacionalización de una estructura organizativa y de una estrategia de sustentabilidad.
El caso de Costa Rica es similar, de acuerdo con la presentación realizada por el Dr. Albin Chaves, Director de Farmacoepidemiología y Coordinador del Comité Central de Farmacoterapia de la Caja Costarricense de Seguro Social. Allí cuentan con una canasta de 12 fármacos distintos que se proveen al 100 por ciento de las personas que cumplen los protocolos para tomarlos.
Sin embargo, luego de conocerse estas dos experiencias, la Dra. María Tallarico, Líder del Área Práctica VIH-SIDA del Programa Regional sobre VIH-SIDA para América Latina y el Caribe, planteó que la prevención continúa siendo uno de los derechos humanos que menos se practica, no sólo en estos países sino en todo el mundo. “Esto significa un gran obstáculo para lograr el acceso pleno a una salud integral de las personas”, aseguró.
En Costa Rica, por ejemplo, los jóvenes estudiantes de primaria y secundaria no reciben formación en sexualidad debido, sobre todo, a la oposición de la Iglesia Católica para aceptar los documentos preparados por el Ministerio de Educación. “Tampoco existe una campaña sistemática de información dirigida hacia la prevención por parte del gobierno”, aceptó el Dr. Chaves. El Dr. Scapini coincidió: “El desafío para el acceso universal es el diagnóstico de los pacientes, el reto es identificar a las personas que necesitan la terapia antirretroviral”.
Lo cierto es que las labores de prevención son asumidas, generalmente, por la sociedad civil; mientras que las instituciones públicas de salud se han dedicado más que nada al tratamiento. Sin embargo, y este es un tema álgido cuando ya se acerca la fecha para entregar los informes a UNGASS, los gobiernos siguen invisibilizando el trabajo que realiza la sociedad civil tanto en ésta como en otras áreas, y se presenta como el único actor en la respuesta al VIH/SIDA. Pero, aunque se intente demostrar que se cumple con el acceso universal, la realidad es que el tratamiento no es suficiente para contener la expansión de la epidemia.
El caso de Costa Rica es similar, de acuerdo con la presentación realizada por el Dr. Albin Chaves, Director de Farmacoepidemiología y Coordinador del Comité Central de Farmacoterapia de la Caja Costarricense de Seguro Social. Allí cuentan con una canasta de 12 fármacos distintos que se proveen al 100 por ciento de las personas que cumplen los protocolos para tomarlos.
Sin embargo, luego de conocerse estas dos experiencias, la Dra. María Tallarico, Líder del Área Práctica VIH-SIDA del Programa Regional sobre VIH-SIDA para América Latina y el Caribe, planteó que la prevención continúa siendo uno de los derechos humanos que menos se practica, no sólo en estos países sino en todo el mundo. “Esto significa un gran obstáculo para lograr el acceso pleno a una salud integral de las personas”, aseguró.
En Costa Rica, por ejemplo, los jóvenes estudiantes de primaria y secundaria no reciben formación en sexualidad debido, sobre todo, a la oposición de la Iglesia Católica para aceptar los documentos preparados por el Ministerio de Educación. “Tampoco existe una campaña sistemática de información dirigida hacia la prevención por parte del gobierno”, aceptó el Dr. Chaves. El Dr. Scapini coincidió: “El desafío para el acceso universal es el diagnóstico de los pacientes, el reto es identificar a las personas que necesitan la terapia antirretroviral”.
Lo cierto es que las labores de prevención son asumidas, generalmente, por la sociedad civil; mientras que las instituciones públicas de salud se han dedicado más que nada al tratamiento. Sin embargo, y este es un tema álgido cuando ya se acerca la fecha para entregar los informes a UNGASS, los gobiernos siguen invisibilizando el trabajo que realiza la sociedad civil tanto en ésta como en otras áreas, y se presenta como el único actor en la respuesta al VIH/SIDA. Pero, aunque se intente demostrar que se cumple con el acceso universal, la realidad es que el tratamiento no es suficiente para contener la expansión de la epidemia.
Sergio Ruiz
Equipo de Corresponsales Clave
San josé, Costa Rica - 4 de marzo de 2010.
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